Ushuaia, una visita a sus montañas y estepas, sus comarcas desérticas y sus ciudades, sus bosques y costas azotadas por los vientos, donde es posible descubrir que en realidad, en el extremo sur es tal vez donde todo empieza. Este rincón del globo fue uno de los últimos en ser poblados, cuando ya los misterios del planeta habían sido develados uno a uno por los exploradores a fines del siglo XIX. Luego del tiempo de los aventureros, llegó el de los pioneros, que sin temer al clima inhóspito decidieron hacer de la isla su hogar y su riqueza. Para ellos Tierra del Fuego –el lugar donde para otros termina el mundo– fue y será el comienzo.
El clima en Ushuaia no es tan riguroso como se cree, ya que las montañas y el mar lo suavizan. Es muy cambiante, y puede hacerlo de un día para otro, e incluso durante una misma jornada, por lo cual se recomienda siempre contar con la posibilidad de agregarse o quitarse abrigo. Por su ubicación cercana al polo sur, en verano hay aproximadamente dieciocho horas de luz, mientras que en invierno solo siete u ocho horas.
En invierno el paisaje nevado cambia su fisonomía, y los días en general son claros y brillantes. Existen varios centros invernales para la práctica del esquí de fondo, y en el de Cerro Castor se puede practicar esquí alpino.
La ciudad cuenta con una muy buena infraestructura hotelera y gastronómica, en donde se puede degustar la tradicional centolla fueguina, la merluza negra, el abadejo y el besugo, exquisitos mariscos, como así también el cordero patagónico a la cruz.
El Parque Nacional Tierra del Fuego está surcado por varios cordones montañosos paralelos, separados entre sí por profundos valles que alguna vez ocuparon inmensos glaciares. Los hielos se han retirado lentamente, hace miles de años, y queda en su lugar un paisaje de montañas con un intenso verde en sus faldeos bajos. En el sector medio esas moles cordilleranas presentan una franja negra de piedra al desnudo –donde se ha derretido el hielo en primavera–, y en lo alto la cumbre mantiene desde siempre un blanco inmaculado. Esta clase de montañas se suceden una tras otra por casi toda la Isla Grande, repitiendo un mismo paisaje que no se encuentra en ninguna otra parte de la Patagonia.
El parque está ubicado 12 kilómetros al oeste de Ushuaia, y fue creado en 1960 para proteger un área de 63 mil hectáreas de bosques subantárticos, muy castigados desde la llegada del hombre blanco. La mayor parte de los viajeros ingresa al parque a bordo del Ferrocarril Austral Fueguino, un trencito a vapor de trocha angosta con elegantes vagones de caoba pulida, que conforman una verdadera joya ferroviaria.
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